Cuando Dios nos dice "no", lo hace porque ve más allá de lo que nosotros podemos ver. Él conoce el camino que debemos seguir para crecer y madurar en nuestra fe. Al igual que un buen padre que niega ciertas cosas a su hijo para protegerlo y formarlo, Dios nos guía con sabiduría infinita.
El "no" de Dios no es un rechazo, sino una muestra de Su cuidado y de Su deseo de prepararnos para algo mejor. Es una oportunidad para confiar en Su plan perfecto y para aprender a depender de Él en todas las circunstancias. Aceptemos con humildad y gratitud todas las respuestas de Dios, sabiendo que Su amor por nosotros es incondicional y eterno.
Que Dios les bendiga y les fortalezca en su caminar diario.