Hoy quiero que juntos meditemos en una verdad profunda que nos ofrece esperanza y seguridad en medio de cualquier circunstancia. El Salmo 18:2 nos dice: "El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro."
Este versículo encapsula lo que todos anhelamos: un lugar donde sentirnos seguros, una fortaleza donde ninguna dificultad pueda alcanzarnos. Dios no solo es una roca firme en la que podemos descansar, sino que también es un escudo que nos protege de todo lo que intenta dañarnos.
Cuando nos sentimos vulnerables, cuando los problemas parecen más grandes que nuestras fuerzas, recordemos que el Señor es nuestra fortaleza. Él es el poder que nos salva, el escudo que nos defiende. No hay lugar más seguro que en los brazos de Dios.
Dios no es solo una figura distante; Él es un refugio real y presente en nuestras vidas. Nos ofrece Su protección, Su amor y Su poder para enfrentar cualquier desafío. Si hoy sientes que necesitas un lugar seguro, un escudo contra las tormentas de la vida, acércate a Dios y permite que Él sea esa fortaleza que tu corazón necesita.
Si deseas que Dios sea tu roca, tu escudo, y tu lugar seguro, te invito a hacer esta oración conmigo
"Señor Jesús, hoy vengo a ti reconociendo que te necesito como mi roca y mi escudo. Te pido que seas mi fortaleza y mi salvador. En ti encuentro protección y descanso. Perdona mis pecados y dame una nueva vida en tu amor. Creo que moriste por mí y resucitaste para darme vida eterna. Hoy te recibo en mi corazón como mi Señor y Salvador. Amén."
Si hiciste esta oración, te animo a buscar una iglesia cristiana donde puedas fortalecer tu fe y descubrir el gran plan que Dios tiene para ti.