Asociación Misionera de Iglesias Pentecostales

Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

Hoy, 28 de diciembre, marca un hito en nuestra caminata espiritual. No es solo el cierre de un año, sino el umbral hacia una nueva temporada llena de esperanza y renovación. En este día especial, somos llamados a abrir el corazón y enfocarnos en lo que Dios tiene preparado para el 2025.

El Programa Internacional, liderado por el Pastor y Presidente  de AMIP, José Omar Tejeiro, es más que un evento; es un espacio de inspiración donde se nos invita a reflexionar sobre nuestro propósito y renovarnos para lo que viene. Este lanzamiento del lema 2025 busca encender una llama de esperanza y dirección en nuestras vidas, uniendo corazones desde América Latina hasta Europa, y más allá.

 

¿Qué significa para usted ser misionero en estos tiempos?

Ser misionero no es solo una vocación, es el eco del llamado divino que resuena en lo profundo del alma. Es vivir cada día para el otro, siendo las manos, los pies y el corazón de Cristo en un mundo que a menudo ha olvidado el lenguaje del amor. Es caminar entre las sombras, sabiendo que llevamos la luz del Evangelio, y contemplar con asombro cómo esa luz transforma vidas. Es un privilegio que nos sobrepasa, y una misión que, aunque pesada, nos llena de gozo eterno. Ser misionero es ser testigo del milagro de la redención.

Querido lector, ¿alguna vez te has detenido a pensar en el poder de una sola persona? Una palabra, un gesto, un pequeño acto de amor pueden transformar una vida. ¿Y si todos, tú y yo, nos comprometiéramos a sembrar esperanza en el corazón de cada persona que encontramos? Imagínalo… Un mundo donde el amor, la bondad y la compasión fueran nuestras primeras respuestas. ¿No sería ese el mundo que anhelamos, un mundo lleno de paz, de familias restauradas, de naciones unidas bajo el amor de Cristo?

¿Alguna vez han sentido que la vida les ha arrancado todo? ¿Que las pruebas y el dolor se han apoderado de sus días, dejándolos desolados y sin esperanza? Hoy, vamos a adentrarnos en la vida de un hombre que lo perdió todo, pero cuya fe permaneció inquebrantable. La historia de Job no es solo una antigua narración; es un espejo de nuestras propias luchas, un recordatorio de que, aun en medio del dolor más profundo, hay esperanza. A través de este mensaje, deseo que encuentren consuelo, fuerza y una renovada fe en nuestro Dios, quien nunca nos abandona.