En medio de los ardientes desiertos de La Guajira, donde el sol acaricia la tierra y el viento susurra historias antiguas, la Sociedad Bíblica Colombiana, en la celebración de su 50 aniversario, ha cumplido un sueño que parecía inalcanzable: llevar la Palabra de Dios a los corazones de miles de wayuu, un pueblo fuerte y resiliente, que ahora puede escuchar la voz del Creador en su propia lengua, el wayuunaiki.
Imagina el momento... Uribia, la capital indígena de Colombia, se transformó en un santuario de esperanza, en un altar donde la cultura ancestral y la fe se entrelazaron como nunca antes. La presentación de la primera Biblia en wayuunaiki no fue solo un evento, sino un latido profundo, un testimonio de que Dios escucha las oraciones y las responde de maneras que solo Él puede orquestar.
“¡Qué gran fiesta la que vivimos en Uribia!” exclamó un organizador, con la voz entrecortada por la emoción. Este no fue solo un acto simbólico, fue una celebración celestial, donde las lágrimas de alegría se mezclaban con la brisa del desierto, y los cantos wayuu se elevaron como un incienso fragante al cielo. La dedicación de esta Biblia, la primera en la lengua de los wayuu, fue un acto de amor eterno, un puente que une la eternidad con el ahora, la cultura con la fe.
Este logro no conoce fronteras
La comunidad wayuu, que se extiende más allá de Colombia hasta las tierras de Venezuela, ahora tiene en sus manos una herramienta invaluable. Un representante de la Sociedad Bíblica, con los ojos brillantes de gratitud, declaró: “Gracias a Dios por permitirnos este gran privilegio de presentar la primera Biblia indígena en Colombia, en la lengua Wayuunaiki. La comunidad wayuu, tanto en Colombia como en Venezuela, serán bendecidos con este recurso bíblico. Hermano, hermana, te invito a que te sumes a esta causa, a que juntos alcancemos a más hermanos wayuu para Cristo.”
Este es un legado que trasciende generaciones
Un regalo que no solo enriquece la fe, sino que fortalece la identidad cultural de un pueblo que ha luchado por mantener viva su lengua y tradiciones. La traducción de la Biblia al wayuunaiki es fruto de años de oración, trabajo incansable y un profundo amor por las almas. Que cada palabra, cada versículo, sea un bálsamo para los corazones wayuu, un recordatorio de que Dios los ama profundamente y ha estado con ellos desde el principio de los tiempos.
Amado lector
¿Puedes sentir la urgencia de esta misión? Dios nos llama a ser sus manos y pies, a llevar Su luz a donde aún reina la oscuridad. Te invito a ser parte de este mover divino, a orar, a contribuir, a ir si es necesario. Juntos, podemos hacer que cada corazón wayuu, y de cada rincón del mundo, escuche la dulce voz de nuestro Salvador. ¡Hagamos que el nombre de Jesús sea conocido en todas las lenguas y en todas las naciones!