Asociación Misionera de Iglesias Pentecostales

Publicado en Mensajes

Semana Mundial de Misiones 2024 - Un Mundo Sediento de Esperanza: ¿Dónde Está Nuestra Respuesta?

Lunes, 16 Septiembre 2024 05:00 Escrito por 
Nos sentimos pequeños e impotentes, preguntándonos: “¿Qué puedo hacer yo? ¿Acaso mi ayuda marcará la diferencia?" Nos sentimos pequeños e impotentes, preguntándonos: “¿Qué puedo hacer yo? ¿Acaso mi ayuda marcará la diferencia?"

Un diagnóstico compartido

Vivimos tiempos difíciles. No hay lugar donde no se sienta el peso del sufrimiento. La desigualdad, el hambre, la injusticia… nos miran desde cada esquina del mundo. Los rostros de niños desnutridos, madres que lloran la pérdida de sus hijos, refugiados que huyen de guerras interminables. Y a veces, la magnitud de este dolor nos paraliza. Nos sentimos pequeños e impotentes, preguntándonos: “¿Qué puedo hacer yo? ¿Acaso mi ayuda marcará la diferencia?"

Sin embargo, aunque nuestros corazones estén agobiados, no estamos solos. El sufrimiento es universal, pero también lo es el anhelo de esperanza. En cada rincón del mundo, hay almas que, como tú, están buscando respuestas. Que se niegan a creer que la injusticia tenga la última palabra. Juntos, podemos ser la diferencia.

La esperanza en medio de la tormenta

A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado desesperadamente soluciones. Pero la única respuesta que ha resistido el paso del tiempo, que ha sanado corazones rotos y reconstruido vidas devastadas, es la de Jesús de Nazaret. Su mensaje, a simple vista tan sencillo, es lo que el mundo más necesita hoy: el poder transformador del amor. "Porque de tal manera amó Dios al mundo" (Juan 3:16). Ese amor es inquebrantable, infinito, y está al alcance de todos.

Jesús nos mostró con Su vida que el amor puede vencer cualquier obstáculo. "Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber" (Mateo 25:35). En sus palabras encontramos la respuesta: no se trata de hacer grandes cosas, se trata de pequeñas acciones hechas con un amor inmenso. ¿Y si fuéramos ese abrazo que el mundo desesperadamente necesita?

El evangelio: una solución para un mundo roto

El mensaje de Jesús no solo es personal, es global. Es la respuesta a la pobreza, a la injusticia, a las divisiones que nos rompen como sociedad. Porque cuando seguimos Sus pasos, algo increíble sucede:

Combatimos la pobreza: Jesús se identificó con los más pobres. Nos recordó que lo que hagamos por ellos, lo hacemos por Él. "Así como lo hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hiciste" (Mateo 25:40). Al compartir nuestros recursos, al dar de lo que tenemos, no solo alimentamos cuerpos, sino también almas sedientas de amor.

Promovemos la justicia: Jesús nunca miró a nadie como inferior. Su amor abrazó a los marginados, los rechazados, los olvidados. "Porque Dios no hace acepción de personas" (Hechos 10:34). Su llamado es claro: debemos luchar por un mundo donde todos sean tratados con dignidad y respeto, sin importar su color, creencias o condición.

Sanamos las heridas: El mensaje de Jesús es un bálsamo para el dolor más profundo. Nos enseña a perdonar, a reconciliarnos, a sanar. En un mundo lleno de corazones rotos, Su palabra puede restaurar incluso las relaciones más fracturadas. Él vino a "dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos" (Lucas 4:18).

Damos esperanza: En medio de la incertidumbre, Su promesa permanece firme. "No te dejaré ni te desampararé" (Hebreos 13:5). Esta esperanza es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante, creyendo que lo mejor aún está por venir.

Un llamado a la acción

Querido lector, la pregunta no es si el mundo cambiará, sino si nosotros seremos parte de ese cambio. Hoy, tienes la oportunidad de hacer algo. Quizás pienses que lo que puedes ofrecer es pequeño, insignificante. Pero recuerda: "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Santiago 2:17). Jesús no te pide que lo hagas todo, solo que hagas algo. No te pide que lo salves todo, solo que salves lo que esté a tu alcance.

Si alguna vez has sentido que el mundo necesita más amor, más justicia, más compasión… esta es tu invitación. Puedes comenzar hoy. Quizás sea ayudando a un vecino, siendo amable con un extraño, o brindando tu tiempo en una organización que luche por los más vulnerables. Cada gesto cuenta. Cada acción, por pequeña que sea, es una semilla de esperanza.

El mundo clama por un cambio. La desesperación, el dolor y la injusticia no pueden tener la última palabra. Hay una respuesta, y esa respuesta es el amor. El amor que nos enseñó Jesús, un amor que actúa, que transforma, que da vida. Ese amor puede comenzar en ti, en mí, en todos los que creemos que aún hay esperanza.

Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber” (Mateo 25:35). Jesús nos llama a ser Sus manos y pies en este mundo. No dejemos que la indiferencia nos paralice. Respondamos con amor, respondamos con acción. Hoy es el día en que el cambio comienza, y comienza contigo.

Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Mateo 25:35-40: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recibisteis; estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí."
Santiago 2:17: "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma."

Modificado por última vez en Viernes, 13 Septiembre 2024 20:27
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Jorge H. Castro C.

"Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.Marcos 10:45.

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